¿Libro o película?; ¿son mejores los libros o las adaptaciones que se llevan a la gran pantalla?; ¿las películas basadas en libros abren un nuevo mercado para que se consuman más libros?; ¿las adaptaciones cinematográficas suelen lograrse?...
Son muchos los libros que han traspasado el papel para proyectarse en la gran pantalla y son muchas las películas que tras ser un éxito de taquilla han dado a conocer el libro original. Pero ¿qué pasa cuando primero se ha leído el libro y luego se ve la película?; ¿pueden evitarse las comparaciones?
El lenguaje cinematográfico no tiene el mismo modo de expresión que el literario y muchas veces no podemos pretender que la imagen que hemos creado en nuestra cabeza mientras leemos, se corresponda con la que el director plasma posteriormente. Al igual, que tampoco podemos pretender que en dos horas aparezca toda la historia a la que nosotros le hemos dedicado tardes de domingo, trayectos en tren y la media hora diaria antes de dormir. De ahí el comentario que todos hemos realizado alguna vez “el libro es mejor”.
Pero sin embargo, si vemos la película primero y nos gusta lo suficiente como para decidirnos a darle una oportunidad al libro, estaremos lo suficientemente condicionados para no dejar volar nuestra imaginación, porque continuaremos viendo la película a través del papel. ¿O a caso poníamos la cara de Mario Casas y María Valverde a los protagonistas de A tres metros sobre el cielo de Federico Moccia antes de ver la película?
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