sábado, 12 de marzo de 2011

FILA 2 ASIENTO 8 EN L'INFORMADOR 12-03-2011


“Anoche tuve un sueño muy raro. Era el de una chica que es transformada en cisne y necesita el amor para romper el hechizo, pero el príncipe se enamora de otra… y ella se suicida”
Ese cisne es Natalie Portman (Nina en la película) y el amor que siente no es hacía un príncipe sino hacía la danza clásica. La “otra” es el cisne negro, la versión malvada del cisne blanco y la causante de la obsesión compulsiva de Nina por alcanzar e interpretar esa dualidad de aspectos positivos y negativos de la psicología humana que requiere el papel de bailarina principal que tanto ansía.
Cisne Negro (Darren Aronofsky) es una fusión de diferentes géneros: terror, thriller, drama, cine musical… que conjuga magistralmente el movimiento del cuerpo con la música y la palabra mediante un guión bien elaborado e inquietante, que demanda una fotografía granulada que da como resultado un color decadente que transmite el sufrimiento interior de la protagonista, que necesita alejarse de ella misma para sentir lo que baila, a pesar de que ese sentimiento conlleve su decadencia como persona.
La clave de la película está en la elección de Natalie Portman que se identifica con el personaje transformándose en una chica frágil, virginal y protegida por su madre que no duda en enfrentarse a su lado oscuro para alcanzar la cima.
La cinta de Aronofsky es una muestra de cómo la competitividad puede convertirse en obsesión y derivar en una lucha interior en la que “la única persona que se interpone en tu camino eres tú mismo”.


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