Muchas veces nos
decidimos a ver una película por la repercusión que ha conseguido a través de
los galardones obtenidos. Prueba de ello sería ‘No habrá paz para los
malvados’, que tras conseguir seis premios Goya en la pasada edición era
prácticamente imposible de conseguir en el video club o ‘Pa negre’ una cinta
que a penas estuvo en cartelera y que tras su éxito en lo premios del cine
nacional suscitó la curiosidad de muchos espectadores.
Pues bien, también
está el caso opuesto, es decir, que una película sea buena, y con esto no
quiero desmerecer a los dos títulos anteriores, y que pase desapercibida por no
haber aparecido lo suficiente en los medios de comunicación o por no haber sido
el centro de muchos comentarios.
Concretamente me
refiero a la última película dirigida por Álex de la Iglesia, ‘La chispa de la
vida’ y protagonizada por José Mota y Salma Hayek, con los que la película
logró sus únicas dos nominaciones a los Goya como Mejor Actor Revelación y
Mejor Actriz, respectivamente, a pesar de que al final se fuera de vacío.
Sinceramente lo
que más llamaba mi atención de esta película era ver a Mota en un registro
diferente y tras verla me he llevado una sorpresa muy grata no solo por su
interpretación y la de Hayek, increíbles los dos, sino por la originalidad del
guión y la forma de narrar la acción que en el 90% de la película se desarrolla
en una misma localización.
A pesar de que en
los Goya no se llevará ningún galardón, hecho que después de haberla visto me
sabe muy mal, en mi ranking personal de películas nominadas a los Goya de este
año está muy por encima de la ganadora de la edición, ‘No habrá paz para los
malvados’. Ahora, juzgar vosotros mismos.
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