sábado, 14 de mayo de 2011

FILA 2 ASIENTO 8 EN L'INFORMADOR 07-05-2011


¿Alguna vez se han preguntado por qué comemos palomitas en el cine? Una de las últimas veces que fui al cine y después del ritual de siempre, es decir, comprar la entrada, palomitas y un refresco me pregunté: ¿y por qué palomitas? Al llegar a casa necesitaba saciar mi curiosidad y gracias a Internet lo descubrí.
La costumbre de comer palomitas en el cine fue iniciada en Estados Unidos entre 1929 y 1933, la época de la Gran Depresión, que llevó a trece millones de norteamericanos al paro. Entonces el principal medio de evasión era el cine, un espectáculo asequible para todos los bolsillos. Los espectadores que querían mantener el estómago entretenido durante la proyección solo podían permitirse las palomitas, que se elaboraban al instante con una materia prima tan abundante en EE UU como son los granos de maíz. Esta moda se mantuvo por el hecho de que las palomitas están saladas. Los dueños de las salas se percataron de que al consumir palomitas se incrementaba el consumo de refrescos, por lo que vieron una opción de negocio doble que les animó a continuar vendiendo palomitas y refrescos en las salas de cine hasta el día de hoy.
El americano Charles Cretors patentó en 1885 la primera máquina de fabricar palomitas convirtiéndolas en un alimento fácil de preparar, barato y relativamente limpio aunque con un gran aporte calórico; lo que llevó al presidente de Sony Pictures, aproximadamente hace un año, a proponer a los exhibidores que ofrecieran snacks más saludables como yogures o copas de frutas. Aunque no sería lo mismo…
Por cierto les tengo que dejar porque el microondas me acaba de avisar de que mi bolsa de palomitas está lista.





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