La semana pasada comentaba que todavía no había tenido la oportunidad de ver la última peli de Almodóvar, ‘La piel que habito’. Pues bien, el fin de semana pasado, siguiendo el ritual de tarde de domingo, palomitas y una buena compañía me decidí a verla a pesar de que ‘Los abrazos rotos’, su anterior cinta, me defraudó bastante y de que había escuchado muchas malas críticas.
Yo soy de la opinión de que antes de criticar algo hay que saber de qué se habla para tener argumentos convincentes y en mi, modesta, opinión me pareció una película genial.
En cuanto al argumento la encontré ‘muy Almodóvar’ en el sentido de que cuando piensas que no se puede rizar más el rizo, va y se riza dos veces. Visualmente es impecable y la música está perfectamente introducida en cada una de las escenas.
Ver a Banderas en un personaje tan inexpresivo y perturbado me sorprendió, al igual que la relación con la otra actriz protagonista Elena Anaya, mezcla de amor-odio.
Me habían comentado que a los veinte minutos la cosa se estropeaba pero la verdad es que a mí me mantuvo, durante las dos horas que dura, pegada a la butaca. Probablemente sea una de esas pelis que o gustan mucho o no gustan nada, a mí desde luego me gustó y mucho.
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